jueves, 9 de julio de 2015

Quién soy

Hace ya unos meses que tenía ganas de comenzar este blog para compartir experiencias y artículos de interés para aquellos que elegimos una vida sin hijos por elección.
Mi nombre es Laura, tengo 40 años y vivo cerca de Buenos Aires, Argentina. Hace casi 10 años que estoy casada con A., con quien comencé una relación en 2003.
Muchas veces me pregunto cómo he llegado a esta etapa de mi vida en distintos aspectos, en particular a las cosas que me han llevado a elegir una vida sin hijos, lo cual suele ser motivo de presiones y agresiones a veces por parte de gente que ni siquiera conozco.
Desde muy pequeña fui una chica muy independiente y con intereses muy distintos a las niñas de mi edad, lo cual fue siempre difícil; pero como he llegado a pensar últimamente si me hubiera guiado por los consejos de los demás, no hubiera hecho ninguna de las cosas a mi parecer geniales que hice en mi vida. Me importa la opinión de los demás (cada vez menos), pero no tanto como para dejar de hacer las cosas que me gustan.
Cuando era niña mis intereses pasaban por la ciencia y la literatura, y muchos adultos no entendían cómo prefería recibir libros, un juego de química o Legos como regalos, en vez de las maravillosas Barbies o el codiciado bebote de Yoly-Bell. Tuve esas muñecas, a las que nunca les presté mucha atención, excepto para usarlas de modelos de costura y tejido (un hobby que me encanta), para intercambiarlas por favores varios a otras chicas del barrio, o muy usualmente, para someterlas a crueles experimentos, como por ejemplo derretirlas en la estufa.
En la adolescencia me gustaba no sólo la música clásica sino esas bandas que nadie escucha, alternativas, con lo cual tampoco iba mucho a las fiestas y lugares que iban mis compañeras sino a ver bandas ignotas con un grupete de darks. La rara del curso, digamos.
A la hora de elegir carrera universitaria, elegí una carrera impopular, una ciencia básica, con lo cual los agoreros me vaticinaron un futuro negro en el que iba a morirme de hambre. No sólo no pasó sino que empecé a ganar bastante bien como profesora, parece que explico muy bien y me di el lujo de cobrar bastante salado por una clase individual. Además de trabajar en investigación durante un tiempo, y dar clases en secundario y terciarios.
En algún momento se me ocurrió que era buena idea dejar a un novio bastante abusivo para irme sola a Europa, siguiendo a un chico que me gustaba. No me fue tan bien, pero fue una experiencia única y enriquecedora.
Hice cursos de todo lo que me interesa: idiomas raros, piano, danza, manualidades varias, serigrafía, diseño de indumentaria y un largo etcétera. Disfruto hacer y aprender cosas nuevas.
Me casé con un chico mucho menor, y al cabo de cierto tiempo, nos dimos cuenta que los hijos no eran para nosotros. De todas las decisiones poco usuales que tomé en mi vida, es por lejos la más radical y permanente. 
Pero no me arrepiento de nada. Incluso las muchas veces en mi vida que tomé decisiones equivocadas, he aprendido lecciones muy valiosas. Siempre que elijo, elijo con el corazón y con la mente bien enfocada. Aún cuando no resulte como esperaba, no puedo decir que me arrepiento de algo. Porque siempre que elegí en mi vida ser diferente, con todo lo que implica y a pesar de que todo se hace más difícil, no lo cambiaría por algo más fácil pero que no me llene, ni me represente. No elegiría ser otra persona que la que soy, aunque no sea "normal" ni "común".
Y porque sin desafíos, me estanco.

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